En 1929 Arthur Upfield, el principal escritor de crímenes de Australia, planeó el asesinato perfecto para su novela Las arenas de Windee. Mientras tanto, uno de sus amigos, el ganadero Snowy Rowles, puso el plan en un efecto letal, incluso antes de que se publicara el libro. Esta historia real resultó en uno de los juicios por asesinato más sensacionales de Australia de la década de 1930 y catapultó el nombre de Upfield al escenario mundial.