El presidente de Estados Unidos, rodeado por un equipo de asesores técnicos, políticos y militares, debe decidir qué acción debe tomar cuando Estados Unidos se enfrenta a una amenaza nuclear de otra superpotencia mundial. Cuando se confirma la amenaza, tiene pocos minutos para tomar una decisión sobre lo que debe hacer. No sólo millones de vidas estadounidenses penden de sus decisiones, también lo hace el delicado equilibrio de poder en el mundo.