Al regresar a casa del trabajo, Mia es testigo de cómo una anciana salta desde una ventana. Esparcidos alrededor del cuerpo roto y sin vida de la anciana, Mia descubre pedazos destrozados de una fotografía querida de ella y su ex amante Ludwig.
Altamente perturbada, Mia le ruega a Max, el conserje que lo sabe todo del edificio, que la deje entrar al apartamento de la mujer fallecida. Una vez dentro de este lugar extrañamente familiar, Mia reconoce el contenido como propio.
Confundida y perturbada por lo que tiene ante sus ojos, Mia salta de un lado a otro en el tiempo, donde se ve obligada a darse cuenta de que fue su propia vida la que terminó ante ella. Ahora, la única forma de proteger su futuro es volver a su pasado y enfrentarse al hombre al que ama profundamente pero teme más.