En el año 2011, el sistema penitenciario está a cargo del sector privado. El magnate empresarial R.D. Crowley (Robert Davi) ha creado una prisión de realidad virtual. Los cuerpos del prisionero están encerrados en una animación suspendida mientras su mente atraviesa el letal laberinto de juegos que Crowley ha diseñado para ellos. Crowley permite a deportistas adinerados participar, por un precio, en un combate mortal de realidad virtual con los prisioneros.