La directora crea un paralelo de treinta años de su vida (mediados de los 80 hasta 2012) y la evolución de su país, Grecia. La pérdida de su amante, revivida en fotografías de archivo y películas de 8 mm, es el trasfondo de su desesperación frente a la Grecia contemporánea, vista por ella en las calles y en retransmisiones televisivas de canales estadounidenses y rusos.