En la antigua Roma, las bacanales eran fiestas religiosas en honor al dios Baco, dios del vino y la fertilidad. Estas celebraciones se caracterizaban por su excesivo consumo de alcohol y desenfreno sexual.
Las bacanales romanas eran eventos exclusivos para mujeres, donde se realizaban rituales en los que se creía que se podía entrar en contacto con lo divino a través de la embriaguez y el sexo.
Estas fiestas eran prohibidas por las autoridades romanas debido a su carácter subversivo y peligroso. Se decía que en las bacanales se llevaban a cabo prácticas de magia negra y sacrificios humanos.
A pesar de la prohibición, las bacanales romanas continuaron celebrándose en secreto, lo que generó un clima de misterio y temor en la sociedad romana.