A Robbie, un plebeyo divorciado de Ámsterdam, se le niega el acceso a su hijo Tommi, a excepción de las visitas mensuales. Acepta a regañadientes cuando un usurero se ofrece a cancelar su deuda y aportar algo de efectivo por un simple servicio. Robbie debe simplemente engañar a Marius, un hombre al que nunca conoció, al puerto para un trabajo ficticio. A medida que conoce a Marius, comienza a sentir por el tipo sociable generoso. Su conciencia quiere que le advierta a la víctima que es probable que le den una paliza.