Al regresar a casa para el funeral de su abuela, Ariadna, de diecisiete años, debe cruzar la campiña georgiana virgen para conectar el alma de su abuela con su cuerpo en reposo en una antigua costumbre funeraria. Atravesando este terreno agotador y crudo, Ariadna se ve obligada a enfrentar el impacto que la matriarca compleja, a veces cruel, tuvo en su infancia no muy lejana.