Ishikawa Ango es un detective muy capaz que vive solo para su trabajo. Un día, mientras investigaba la escena de un crimen, el criminal que aún acechaba le disparaba en la cabeza. Ango es arrojado sobre esa línea que divide la vida y la muerte, pero, aunque muere, los médicos pueden reanimarlo y él se recupera. Sin embargo, la bala permanece atorada en su cabeza ya que la operación para sacarla es muy peligrosa. Poco después, vuelve al trabajo y pronto se da cuenta de que ahora puede ver y hablar con los recién fallecidos.