1808. El ejército napoleónico sufre su primera derrota a manos de un solo hombre: un tamborilero que usaba las montañas de Montserrat para hacer eco de sus tambores y enviar a las tropas enemigas a una retirada aterrorizada. Cuando la noticia llega a Napoleón, ordena furiosamente al capitán de la Guardia Imperial que traiga de vuelta la cabeza del joven héroe responsable de la derrota de su ejército. El capitán reúne a una banda de sus mejores y más letales hombres y así comienza la caza hasta la muerte del soldado que se convertiría en una leyenda.