Maurizio Merli interpreta el papel de un periodista que investiga la mafia, y Hugo Stiglitz es su fotógrafo compañero. A pesar de una serie de peleas, persecuciones de coches y explosiones, durante la primera mitad de la película la acción no está a la altura habitual de las películas de la policía italiana, con poca sangre derramada y golpes que parecen más saques de bádminton. La última mitad de la película es decididamente más interesante, con varias escenas brutales. El periodista es salvajemente golpeado mientras que en otro lugar su chica es capturada y violada. Merli luego cambia al modo héroe de acción. En una escena, llega atravesando una pared, disparando un arma y, finalmente, recurre al secuestro y la tortura para vengarse de los malos. El tono de vigilantismo reaccionario en la película casi parece desear un regreso al antiguo régimen fascista, cuando al menos el crimen organizado no pudo afianzarse.