En la historia de Cara de acelga, un joven llamado Juan descubre que tiene la habilidad de transformarse en cualquier verdura que desee. Al principio, se divierte jugando con su nueva habilidad y sorprendiendo a sus amigos y familiares.
Sin embargo, pronto se da cuenta de que esta habilidad también tiene sus desventajas. Al transformarse en una acelga, Juan experimenta la soledad y la incomodidad de no poder comunicarse con los demás. A medida que pasa el tiempo, se siente cada vez más atrapado en su propia piel vegetal.
Finalmente, Juan aprende una lección valiosa sobre la importancia de aceptarse a sí mismo tal como es, sin necesidad de cambiar su apariencia para encajar en la sociedad. A través de esta experiencia, descubre que la verdadera belleza radica en la autenticidad y la aceptación de uno mismo.
Reproducir | Título | Artista |
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Cara de acelga
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¿A dónde van?
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Como dos barquitos
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El maletiya
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José Antonio Ochaíta:
Escritor
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