Poco antes del final de la Guerra Civil, en 1948, los poblados fronterizos fueron evacuados para facilitar los movimientos del Ejército Nacional y los rebeldes. Como muchos otros Margaritis, un campesino se ve obligado a dejar su casa y bajar a Salónica con su hija y su hijo. Encuentran refugio en un edificio antiguo, una Caravan Serai con cientos de otros refugiados. En esta zona, los refugiados viven en condiciones extremadamente miserables y recurren a todo tipo de deshonestidad y negociación. Margaritis intenta permanecer imparcial en los dramas indescriptibles que se desarrollan a su alrededor, con un gran costo psicológico. Su hijo se convierte en jornalero y se queda en la ciudad mientras su hija prefiere la prostitución, la solución más sencilla. Regresará a su aldea en ruinas más tarde.