En Roma, Cora es camarera en un club, pasea a los perros de la gente, duerme con varios hombres, juega con sus amigos y tiene una lengua salada. También tiene una historia magullada: el suicidio de su madre, la enfermedad mental de su hermano. Ada, un cliente dueño de un perro, la contrata para que siga al anciano y cortés padre de Ada todos los días. El papá, un profesor de filología jubilado, tiene un toque de demencia, a veces olvida dónde está; Cora lo mantendrá a la vista, telefoneando a Ada si el profesor tiene dificultades. Al tercer día, toma un tren fuera de Roma, y Cora sigue lo que demuestra ser un viaje hacia lo mejor y lo peor de ella. Ella se convierte en su compañera de viaje, pero ¿en qué se convierte él para ella?