Primavera de 2009: los dos ciudadanos noruegos Joshua French y Tjostolv Moland cruzan la frontera hacia el este del Congo. Solo unos días después, se difunde la noticia de la muerte de su conductor, y después de varias noches huyendo en la vasta selva congoleña, los dos hombres son capturados y condenados a muerte.
En los meses siguientes, los eventos en la selva se convierten en una crisis política y diplomática insoluble, conocida como el "caso Congo". En el juicio que sigue, French y Moland son condenados a muerte por espionaje y el asesinato de su conductor.
El estado noruego es acusado de enviar a Moland y French al Congo para espiar al estado congoleño, que exige USD 500 millones en compensación.