La cuarta entrega de la franquicia "CSI" toma inspiración del trabajo tecnológico avanzado de una verdadera ciberpsicóloga llamada Mary Aiken. Avery Ryan lidera la División de Crímenes Cibernéticos del FBI, una unidad en la vanguardia de resolver actividades ilegales que se desarrollan en línea y se manifiestan en el mundo real.
Mientras otros agentes buscan criminales en las calles, Avery sabe cómo la tecnología permite a las personas esconderse en las sombras de Internet mientras cometen delitos graves, y pasa su tiempo explorando los rincones más profundos de la Web donde el anonimato protege, el dinero es menos rastreable y casi cualquier cosa imaginable está a la venta.