Marita Lorenz, hija de un capitán de barco alemán, recuerda cómo se convirtió en la amante de Fidel Castro en La Habana poco después de la revolución cubana en 1959. Después de estar embarazada de seis meses de su bebé, la drogaron y le practicaron un aborto casi fatal. Luego fue reclutada por la CIA y la mafia para asesinar a Castro, pero tiró las píldoras venenosas justo antes de conocer a Fidel. Luego trabajó para la CIA en Florida y, en 1962, tuvo una hija mientras era amante de un ex dictador de Venezuela. Más tarde se casó con un agente del FBI, con quien tuvo un hijo, y espiaron a diplomáticos de la ONU en un apartamento de Nueva York. Afirmó que sus días de espionaje habían terminado cuando testificó, en la Investigación sobre el asesinato de Kennedy en 1977, sobre su conexión con Frank Sturgis y Lee Harvey Oswald.