Después del robo de un cráneo de dinosaurio gigante, el jefe de la policía secreta china decide asignar el caso al rechazo más incompetente de la fuerza: un carnicero rural que se pasa todo el día bebiendo martinis (agitado, no revuelto). Con un baúl lleno de artilugios increíblemente inútiles y un contacto que constantemente intenta matarlo, el joven agente debe localizar el cráneo y averiguar qué está pasando aquí.