Connie Sproutz, una simpática joven con el triste problema de una deformidad generadora de esporas en su rostro que le ocasiona dificultades en su día a día como disolver en una masa gelatinosa a todo aquel que va a ser devorado por el parásito neural que habita. su cráneo, que está vacío debido al hecho de que almacena su cerebro en un frasco junto a su cama.