En el otoño de 1976, un pequeño laboratorio de psicología en Pennsylvania se convirtió en el hogar involuntario del único caso de posesión confirmado por el gobierno. El ejército estadounidense asumió el control del laboratorio bajo órdenes de seguridad nacional y, poco después, implementó medidas destinadas a convertir la entidad en armas. Los detalles de los inexplicables hechos ocurridos se hacen públicos luego de permanecer clasificados durante casi cuarenta años.