La vida de Luc Segers (Koen De Bouw) transcurre sin contratiempos. Vive en una hermosa casa con su esposa Ella y su pequeña hija Anna, y pronto será nombrado CEO de una empresa de logística.
Cuando la familia Segers regresa a casa después de una fiesta de la empresa, y Luc se detiene en el camino para repostar, ocurre un desastre. Ella Segers es golpeada hasta la muerte por un ladrón, y por una extraña coincidencia también Anna Segers es asesinada. Luc Segers logra sobrevivir, pero solo se entera de lo sucedido cuando despierta de un coma tres semanas después.
Luc es capaz de identificar al ladrón. Contrata a un abogado caro, y confía en que la justicia prevalecerá. Debido a un error procesal, el tribunal de magistratura estatal pone al ladrón en libertad en cuestión de días. Devastado por la noticia, hace caso omiso a las razones de su abogado. No puede vivir con la injusticia que lo ha perjudicado, y decide hacer justicia por su propia mano. Descubre el paradero del ladrón y lo mata a tiros.
Luc Segers es arrestado. Comienza un juicio, que los medios se encargan de inflamar. La opinión pública es especialmente comprensiva con Segers. Sin embargo, el Fiscal General hace todo lo posible para lograr la condena de Segers. Contra la opinión de su abogado, Segers decide seguir una estrategia arriesgada por la cual corre un alto riesgo de ser condenado a cadena perpetua, pero también existe una mínima posibilidad de absolución.
Segers ve que al lograr su objetivo, tendrá la oportunidad definitiva de vengarse del sistema judicial belga, que lo ha dejado, como a muchos otros, sin justicia. La venganza la obtiene, y Luc Segers vuelve a ser un hombre libre. Pero un hombre libre con la certeza de que nunca se librará de sus recuerdos y culpa.