En el ático con poca luz, una mujer desprevenida intenta ordenar un espacio confinado y ya abarrotado y abarrotado de cosas. Sin embargo, en la rica y misteriosa penumbra, su ojo capta un movimiento. ¿Es esto un truco de la mente, o hay, de hecho, una presencia indistinta pero malévola escondida en las espesas sombras? Lamentablemente, pronto descubrirá que es mejor dejar algunas cosas veladas.