Una víctima de violación intentada logra escapar de su agresor pero deja su bolso atrás. Preocupada de que él pueda visitar su casa y terminar lo que ha comenzado, contacta a la policía pero no pueden ayudar, diciendo que no tiene pruebas. Sus peores temores se hacen realidad cuando, estando sola un día en la casa, su agresor la visita e intenta violarla nuevamente.
Circunstancias le permiten no solo resistir el ataque, sino también darle la vuelta a la situación y encerrarlo. Y ahí es donde realmente comienza su dilema. ¿Lo libera y arriesga otro ataque? ¿Va a la policía y arriesga ser llamada mentirosa? ¿O lo mata - y se convierte en tan despreciable como él?