Una víctima de violación intencionada logra escapar de su atacante, pero deja su bolso atrás. Preocupada de que él pueda visitar su casa y terminar lo que ha comenzado, ella contacta a la policía, pero no pueden ayudar, diciendo que no tiene pruebas. "¡Si llama, avísenos y enviaremos a un hombre!" Una gran cantidad de bien que sería. Sus peores miedos se hacen realidad cuando, sola un día en la casa, su atacante la visita e intenta nuevamente violarla. Las circunstancias le permiten no solo resistir el ataque, sino también darle la vuelta y encerrarlo. Y ahí es donde realmente comienza su dilema. ¿Lo suelta y se arriesga a otro ataque? ¿Va a la policía y corre el riesgo de que la llamen mentirosa? ¿O ella lo mata y se vuelve tan bajo como él?