Esta película fue realizada como una especie de "canción de protesta" contra el pánico, miedo a envejecer y también contra el flirteo. El personaje principal (interpretado por Leos Sucharípa) es un anciano, ciertamente competente, pero no muy responsable. En el miedo continuo, está tratando de hacer todo lo que puede pero, en lugar de confianza, solo descubre que en la vida real uno no puede simplemente tomar, sino también dar. Por último, pero no menos importante, uno debe poder renunciar a su edad.