Samuel es un viejo músico hippie que se instaló en Formentera en la década de 1970, cuando King Crimson y otras bandas de rock británicas frecuentaban la isla. Allí vive austeramente, en una casa destartalada sin luz eléctrica ni lujos innecesarios, y toca el banjo en un club de amigos. Hasta que un día, después de muchos años, recibe la inesperada visita de su hija Anna y su nieto Marc. Anna, desempleada desde hace algún tiempo, dice que ha tenido que aceptar un trabajo en Francia y se ve obligada a dejar a su pequeño hijo en la isla con el abuelo Samuel.