En una pequeña ciudad de Francia, una familia se reúne para celebrar el cumpleaños de la abuela. Durante la comida, deciden tomar una fotografía familiar para recordar el momento.
La abuela, emocionada por la ocasión, pide a todos que se coloquen en posición. Sin embargo, uno de los hijos se niega a participar, generando tensiones en el ambiente.
La fotografía se toma finalmente, pero la ausencia de uno de los hijos es evidente. La abuela, con lágrimas en los ojos, guarda la foto en un lugar especial como un recordatorio de la importancia de la familia.
Esta historia nos muestra cómo los lazos familiares pueden ser frágiles, pero también nos recuerda que el amor y la unión familiar son fundamentales para superar cualquier obstáculo.