El matrimonio del abogado de Munich Peter Baumann se desmorona. Su esposa Katja se traslada a un pueblo de montaña bávaro para convertirse en asistente rural (trabajadora social). Para su sorpresa, le asignaron el caso del viejo ganadero Senner Sepp, que nunca abandona su prado alpino y su casa, pero cuya hija lo quiere "a salvo" en una casa de reposo. La hija de Katja, Kiki, odia que la arrastren y hace arreglos para que Peter se una a ellos sin ser invitado. La rudeza inicial de Kiki hacia el apuesto y cortés hijo granjero sin padre Matze Gmeiner pronto cambia, pero la llegada de sus amigos mocosos arruina ese romance en ciernes hasta nuevo aviso.