Cuando conocemos a David Frank, es un desastre. Con el espíritu destrozado por la muerte de su esposa, este ex exitoso abogado corporativo pasa días en bata de baño con su único compañero real, su amado perro, Brutus. Mientras David está lejos, un tornado golpea y, a pesar de sus heroicos esfuerzos, observa impotente cómo el oscuro embudo de destrucción absorbe la casa, y Brutus, como una pesadilla del Mago de Oz, el dedo castigador de Dios. Luego, agregando insulto a la lesión, la Compañía de Seguros le dice que no pagarán porque el daño cae bajo la cláusula 'Acto de Dios' en su póliza. David está lívido. Pero luego se le ocurre la brillante idea de demandar a Dios y sus representantes como coacusados. Después de una serie de declaraciones ridículas pero conmovedoras, comienza el juicio. Impulsado por un juez megalómano y oportunista, un abogado defensor hermoso pero dañado, y la propia gimnasia legal agudamente perfeccionada de David Frank, el "Juicio de Dios" despierta un frenesí de pasiones. Lo que comienza como un truco loco y radical en última instancia ...