En 1939, Gholamreza Takhti vive una vida muy desfavorecida. Empieza a luchar para llegar a fin de mes. Al principio, todo parece imposible, pero pronto se convierte en campeón olímpico mundial de lucha libre y en héroe nacional para todos los iraníes; un giro repentino en la vida que eventualmente lo llevó a su muerte.