A los 18, Diana tiene un chip en el hombro; está a punto de ser expulsada de la escuela secundaria por pelear, su madre está muerta, su padre es hosco, las chicas populares de la escuela ponen sus dientes en el borde, sabe que los hombres pueden causar dolor. Cuando recoge a su hermano menor en un gimnasio de Brooklyn donde él boxea para complacer a su padre, decide que quiere entrenar. Héctor, un entrenador, acepta a regañadientes enseñarle. Pronto se da cuenta de que Diana tiene talento; la empuja. Ella pasa tiempo con otro joven luchador, Adrian, que tiene novia, pero Diana lo intriga y despierta sentimientos reales que él trata de articular. Ella también debe adaptarse a su dureza y desapego irónico a sus sentimientos por él.