Guido escribe novelas y cuentos; es indiferente, tímido. Cuando su esposa y su hija adolescente se mudan, él se queda a escribir. Toma lecciones de natación; su maestra es Giulia, sombría, quizás melancólica. Hablan de vez en cuando; él la invita a salir y ella dice que no sale de noche. Vemos las historias de Guido dramatizadas: personajes infelices en busca de algo. Guido ayuda a su hija a navegar por un primer enamoramiento; se desvincula de una campaña para ganar un premio literario. Su esposa lo desafía a volver a conectarse con ella. En cambio, se centra en Giulia: sacarla, aprender de su pasado. Luego interviene. ¿Puede un novelista escribir la realidad?