Danny Cornish, una especie de apátrida que organiza exposiciones de arte, es llamado desde Tel Aviv a París con la noticia de que ha muerto un tío abuelo, en Birobidjan, la zona judía autónoma de Rusia, dejándole una valiosa colección de arte y la mano de una enorme escultura de un Golem. El testamento del tío le indica a Danny que busque el resto de la estatua, por lo que Danny, que no habla ruso, se embarca en un viaje que lo lleva a él (y a la mano del Golem) a Moscú, San Petersburgo y Siberia, tanteando con los empleados del hotel, taxi conductores y burócratas, siguiendo pistas y haciendo descubrimientos sobre el mito, la narración de historias, el arte y la esperanza.