Tras recibir la noticia de su tío paterno, el sargento de policía Rupert Woodhouse, sobre su padre Joe Woodhouse, un ex guardia de prisión, en su lecho de muerte, Samantha Woodhouse, una detective de policía, regresa a su pequeño pueblo natal de Hellmington para estar al lado de su padre, a pesar de haber estado distanciados durante años.
Joe, jadeando por sus últimos alientos, menciona el nombre de Katie Owens justo antes de morir. Katie era la hija de Vic Owens, un colega guardia de prisión de Joe, y compañera de clase de Sam, que desapareció poco después de su baile de graduación de la preparatoria hace casi veinte años. Vic, también, desapareció misteriosamente antes que Katie.
Katie nunca fue encontrada, aunque su novio en ese momento, Brad Kovacs, siempre fue sospechoso de tener algo que ver con su desaparición. Brad siempre afirmó que Katie desapareció después de recibir una invitación a una reunión ocultista, en la cual estaba investigando en ese momento y en la que siempre creyó.
Debido a las últimas palabras de Joe, Sam siente la necesidad de revisitar todo el tema de la desaparición de Katie, a pesar de que no eran precisamente amigas, ya que pertenecían a círculos sociales diferentes: Sam entre los populares y Katie y Brad entre los marginados. Sam incluso agredió a Katie en el baile de graduación, que fue su último encuentro.
Su investigación se lleva a cabo con o sin la bendición de su tío. Sam examina todos estos aspectos, incluido el grupo ocultista señalado entre las pruebas, los Revenians, pero también tiene que desenterrar su propio pasado doloroso en el proceso, incluida la muerte de su hija, Ashley Woodhouse, en un incendio.