En un día soleado, María decidió ir al supermercado en busca de algunas frutas frescas. Al llegar a la sección de frutas, se encontró con una gran variedad de opciones, pero lo que más llamó su atención fueron las fresas.
María se acercó a las fresas y notó que estaban perfectamente colocadas en cajas transparentes, brillantes y rojas como rubíes. Sin embargo, al tomar una caja, se dio cuenta de que las fresas no tenían el mismo aspecto que las que solía comprar en el mercado local.
Las fresas en el supermercado parecían perfectas por fuera, pero al probar una, María descubrió que carecían de sabor y dulzura. Se sintió decepcionada al darse cuenta de que la apariencia no siempre era indicativa de la calidad de los productos.
Decidió dejar las fresas en el supermercado y buscar frutas frescas en otro lugar, recordando la importancia de apoyar a los productores locales y disfrutar de productos de calidad.