El video musical fue dirigido por el ex colaborador de NIN Mark Romanek, quien buscó capturar la esencia de Cash, tanto en su juventud como en su vejez. En un montaje de tomas de los primeros años de Cash, las imágenes retorcidas de frutas y flores en varios estados de descomposición parecen capturar tanto su pasado legendario como la cruda y aparentemente cruel realidad del presente. Según el profesor de literatura Leigh H. Edwards, el video musical retrata "los propios temas paradójicos de Cash".