Cuando José recibe una hermosa túnica de sus padres, sus diez hermanos lo odian aún más y se ven obligados a venderlo a los comerciantes del desierto, que lo llevan a Egipto. Allí es convertido en siervo de un egipcio adinerado que lo malinterpreta y lo mete en la cárcel. Muestra el don que Dios le ha dado interpretando los sueños de otros dos prisioneros. Finalmente, el faraón comienza a ser plagado de sueños y envía a buscar a José, quien los interpreta y salva a Egipto en el proceso. Es segundo al mando del faraón y tiene almacenada la mayor parte del grano de Egipto. Eventualmente, sus hermanos llegan a Egipto para comprar comida debido a la hambruna, y él debe perdonarlos. Entonces los sueños que habían enfurecido a sus hermanos, eran en realidad profecías que habían venido de Dios.