Sabine va de Le Mans a París, donde estudia historia del arte y tiene un amante, Simon, un pintor. Hacen el amor en su estudio, pero son interrumpidos por una llamada telefónica de su hijo. Ella se molesta y rompe la relación. De vuelta en Le Mans, explica a su amiga Clarisse que está cansada de hombres casados con hijos. También declara que va a casarse ella misma. Cuando Clarisse le pregunta quién es el hombre, Sabine dice que aún no lo sabe. Encontrar un hombre no es el problema, sino tener un buen matrimonio. Clarisse argumenta que debe comenzar con amor, pero Sabine piensa que incluso en el amor hay algo de voluntad.
En una fiesta, Sabine es presentada por Clarisse a su primo Edmond, un abogado parisino. Después, Clarisse afirma que vio un brillo en los ojos tanto de Edmond como de Sabine. Está segura de que fue amor a primera vista. Sabine protesta, pero Clarisse le aconseja que se acerque a Edmond. Sabine lo llama por teléfono e lo invita a Le Mans. Él está muy ocupado, pero viene después de dudarlo. Se encuentran dos veces y Sabine interpreta su actitud como estar enamorado de ella. Explica a todos que va a casarse con Edmond. Pero nada sucede. Él no la contacta. Ella llama varias veces a su oficina y deja mensajes a través de su secretaria, pero él nunca le devuelve la llamada. Finalmente, va desesperada a su oficina. Él le explica que no la ama.