Lynn es la camarera más minuciosa del hotel donde trabaja. Paralizada por su propia timidez, hurga en las pertenencias de los invitados e incluso se esconde debajo de sus camas, experimentando indirectamente sus discretos interludios. Cuando se encuentra presente durante una sesión con la prostituta Chiara, Lynn no puede evitar dejar que su curiosidad se apodere de ella. Audaz y desenfrenada, Chiara pronto saca a Lynn de su caparazón, abriéndola a una nueva intimidad que Lynn antes solo había experimentado como una intrépida voyeur.