Cristóbal Colón cree que puede encontrar una ruta alternativa al Lejano Oriente y convence al Rey y la Reina de España para que financien su expedición. Pero el sultán de Turquía, que gana mucho dinero gravando a los comerciantes que tienen que pasar por su país en la ruta actual, envía a su mejor espía, Fátima, para arruinar el viaje.