Tras matar a su marido abusivo e infiel, la religiosa y esquizofrénica ama de casa Gregoria sale de Madrid y viaja a Galicia para visitar una iglesia donde un extraño le dijo que todos deberían ir, vivos o muertos. Cuando Gregoria llega, se salva la vida del joven Daniel y su madre Dorita en agradecimiento la invita a almorzar en su casa. Gregoria cambia su nombre a Celia y acepta trabajar como niñera y camarera de Dorita y su marido disfuncional Leandro. El comportamiento violento de Leandro desencadena un proceso de locura en la delirante Celia, quien es perseguida por demonios y fantasmas mientras intenta proteger a Daniel de la maldad de sus padres.