Una familia afligida cuya hija murió en un accidente automovilístico con un conductor ebrio está indignada y frustrada al enfrentarse a los inevitables retrasos burocráticos para llevar el caso a juicio. Una vez en la sala del tribunal, quedan horrorizados ya que el fiscal de distrito joven y en apuros parece incapaz de superar los tecnicismos y maniobras que utiliza el abogado del conductor para mantener a su cliente fuera de la cárcel y aún en las calles como conductor legal. Cuando el juez se ve obligado a fallar una y otra vez a favor de la defensa, parece que el conductor podría escapar del castigo por completo.