Riki era un niño cuando sus padres murieron, dejándolo desesperado y deprimido. Lo que lo salvó fue un grupo de cuatro niños que se llamaban a sí mismos los Little Busters. Sacaron a Riki y jugaron con él durante su tiempo de necesidad. Realmente disfrutó estar junto a ellos, y su dolor se desvaneció gradualmente. Ahora en su segundo año de secundaria todavía pasan el rato, luchan y viven juntos, y disfrutan de su vida escolar.