Imagina que un día la policía aparece en tu casa y te acusa de ser culpable de una serie de asesinatos brutales. Sabes que eres inocente; su pareja, su familia y sus amigos creen que es un terrible error. Pero, paso a paso, la evidencia comienza a acumularse en su contra. Y todo el mundo empieza a dudar de ti. Incluso a ti mismo. Te das cuenta de que hay cosas en tu pasado; miedos, odios, errores fatales que te gustaría borrar. Es entonces cuando empiezas a preguntarte: ¿Soy realmente el asesino?