Julián Leyzaola Pérez, exoficial militar convertido en jefe de policía, declaró la guerra abierta a los carteles de la droga en Tijuana, MX y Juárez, MX. Las tasas de asesinatos en ambas ciudades disminuyeron, mientras que la indignación se desbordó por los abusos a los derechos humanos cometidos por la policía de Leyzaola. ¿Están justificadas las políticas duras de Leyzaola? ¿Cuáles son sus lealtades? En una sociedad conocida por la corrupción política desenfrenada en todos los niveles, ¿es posible que un jefe de policía juegue limpio?