Yashoda ha enviudado durante años, pero ha criado a sus dos hijos con mucho amor, cuidado y honestidad. Está decepcionada cuando su hijo, Shankar, que es arrestado por violar la ley y posteriormente encarcelado, decide que no tendrá nada que ver con él. Ella dirige su vida y no depende de nadie. Cuando Shankar sale de la cárcel, intenta hacer las paces, pero Yashoda se niega rotundamente a tener algo que ver con un criminal.