¿Cómo puede un partido de fútbol cambiar el destino de una nación? ¿Cómo puede la pasión por la selección de otro país superar los conflictos personales y colectivos de la vida cotidiana? Ahora imagine a la selección brasileña cinco veces campeona del mundo jugando con la selección nacional de Haití para promover la paz en un país que atraviesa un período de miseria atávica. Las tropas de la ONU, lideradas por Brasil, intentan mantener la paz y el orden. La economía informal gobierna las calles. El hambre hace estragos. Solo la música y la fe parecen mantenerlos vivos, y el fútbol. En este entorno, la presencia de la Selección Brasileña sirvió de excusa para la esperanza y la euforia, y es importante preguntarse, ¿qué otro propósito tendrá? ¿Qué paz puede surgir de este partido? Desde cualquier perspectiva, fue un encuentro único, del fútbol con la política, de las superestrellas con los simplones, de países con historias y sociedades similares. Una pasión inexplicable que Haití siente por Brasil que no necesita ser entendida, sino incorporada. ...