Es 1951, y Lucy Sziráky es una bonita y ambiciosa actriz de opereta. Su floreciente carrera ha sido frustrada por la deportación. Debido al rango de conde de su ex esposo, tiene que dejar la capital.
Para ella, la adaptación a su vida forzada en el pueblo es doblemente difícil: está lejos de su verdadero sustento, el teatro, y también debe lidiar con el resentimiento de sus compañeros aristócratas, que la ven como una intrusa.
Pero Lucy es una verdadera actriz y una verdadera no. Pronto encuentra la voz adecuada para la gente desplazada y los hombres que la admiran: el secretario del partido del pueblo, el capitán de la policía local, pero pronto se cansa.