Al igual que el papel que tuvieron los gastos de la guerra fría y el auge de la tecnología de las comunicaciones en la caída de la Unión Soviética, los Beatles desempeñaron un papel en la verdadera revolución de la región en la cabeza. En 2003, Paul McCartney actuó en Rusia, cumpliendo un sueño que sus ciudadanos nunca soñaron posible durante la era soviética. Entre canciones, se cuenta la historia de la revolución de la cultura pop que sin darse cuenta fue parte de lo que la autoridad soviética no podía detener.