El director Terry Gilliam es el último cineasta en intentar llevar la obra de Miguel de Cervantes y Saavedra, "Don Quijote de la Mancha", a la gran pantalla, la película se llamará The Man Who Killed Don Quixote.
Antes de que comience el rodaje, Gilliam, quien ha pasado de los estudios de Hollywood a la financiación europea, tendrá que reducir su visión, ya que su presupuesto ha sido recortado de $40 millones a $32 millones, aún astronómico según los estándares europeos.
Pero Gilliam es un soñador, al igual que su personaje principal, y su visión para la película es intransigente, lo que significa que con el presupuesto reducido no hay margen de error y que algunos de sus jefes de departamento pueden tener que lograr milagros con el dinero asignado.
Durante la preproducción y el rodaje real, lo que Gilliam no prevé son problemas contractuales y de salud con sus actores, y los efectos de la Madre Naturaleza.
La pregunta es si Gilliam tiene un Plan B en caso de que las cosas salgan mal.